>

Blogs

Evadidos

Canciones de la semana: póquer de Buzzcocks

buzzcocks

 

Vaya porquería, en enero empezamos el año con la muerte de Mark E. Smith, de The Fall, y lo estamos terminando con la de Pete Shelley, de los Buzzcocks. Más allá de ser dos pilares de la escena de Manchester, que tanto y tan bueno ha aportado al mundo, los dos eran personajes apasionantes que agrandaron las hechuras del punk. En cierto modo, podríamos decir que uno tiraba y el otro empujaba, porque al provocador Mark se le suele ubicar fuera de los límites del movimiento (en eso que llaman post punk) y al discreto Pete, en cambio, se le ha catalogado como punk hasta el final, pero la verdad es que poco importan esas fronteras convencionales ante la obra de dos tipos que seguían su senda personal, tan alucinante. Sus discos clásicos no envejecen, siguen tan vivos como el primer día, y aquí voy a copiar lo que escribió ayer sobre los tres primeros álbumes de los Buzzcocks el crítico Everett True, tipo tajante y brillantísimo. «Todos los años, sin falta, escucho esos tres álbumes una y otra vez. Y todos los años, sin falta, me siento depurado gracias a eso, vigorizado, más capaz que antes de pelearme con los detritus y los desechos de la vida».

Los Buzzcocks nunca habían tenido canción de la semana en el blog, como suele ocurrir con tantos grupos que me gustaban de antes, pero me declaro incapaz de elegir solo una. En realidad, también me siento mal al elegir solo cuatro, pero no tenía mucho sentido colgar aquí esos tres álbumes enteros, así que vamos con un sencillo previo y un tema de cada uno. Dejo fuera el Ever Fallen In Love (que merece toda su fama y más, por supuesto) y también los temas más raritos de la banda (y eso que, en fin, me flipan Moving Away From The Pulsebeat o E.S.P.) y me centro el ese pop-punk que los Buzzcocks bordaban y, de alguna manera, llevaban mucho más allá de la melodía juguetona y el estribillo adhesivo. La primera del lote es un ejemplo idóneo: en What Do I Get?, Pete Shelley expresaba su ansia de encontrar amor, de hacer amigos de verdad, de conseguir una caricia. ¿Y qué conseguía? «No consigo más que noches en vela / solo aquí, en mi cama medio vacía».

 

 

Porque, claro, las letras de Shelley no tenían mucho que ver con el estereotipo del punk: lo suyo era la inadaptación emocional, la insatisfacción ante la vida, la vulnerabilidad, la falta de encaje de un eterno adolescente. Son temas universales a los que su bisexualidad daba, además, una dimensión extra, otro posible enfoque que puede recolocar algunas letras. I Don’t Mind abre la segunda cara de su primer álbum, Another Music In A Different Kitchen, con esta estrofa. «La realidad es un sueño, / un juego en el que nunca consigo averiguar qué soy, / no sé si soy un actor o un bufón, / un chamán o un farsante / pero si a ti no te importa, a mí no me importa».

 

 

No son canciones exactamente alegres, ¿verdad? Son chispeantes, tienen una energía contagiosa, sus melodías relucen y el ritmo es a menudo trepidante, pero siempre late esa melancolía de fondo de la que hablaba ayer. Y esta (del segundo álbum, Love Bites) se llama directamente Nostalgia y arranca tal que así: «Apuesto a que me quieres como yo te quiero a ti, / pero ya debería tener claro que apostar no sale a cuenta». Lo suyo, canta Shelley, es «una nostalgia por una época que todavía no ha llegado».

 

 

Y acabamos con una canción del tercero, A Different Kind Of Tension, que se editó a año y medio de distancia del debut, para que vean qué productividad. Así como entiendo la fama abrumadora de Ever Fallen In Love, que ha llevado a algunos a definir atrozmente a los Buzzcocks como one-hit-wonders, no logro comprender por qué esta otra canción perfecta de desajuste romántico no suena constantemente por calles y supermercados. Quizá estemos a tiempo, porque su idea de fondo cuadra muy bien con algunos mensajes de hoy en día: «Dices que no me quieres / y me parece bien porque yo te quiero / y no me gustaría que hicieses cosas que no quieres hacer».

 

Por Carlos Benito

Sobre el autor

Periodista de El Correo. Nací en Logroño, estudié en Pamplona, vivo y trabajo en Bilbao.


diciembre 2018
MTWTFSS
     12
3456789
10111213141516
17181920212223
24252627282930
31