Las siguientes diez o veinte líneas van a ser, seguramente, las más repetitivas publicadas en este blog. De hecho, se han convertido ya en una repetición de repeticiones, un eco casi rutinario de cosas que llevo diciendo desde 2006. Pero no puedo evitar una mención por aquí a lo nuevo de Triángulo de Amor Bizarro, el EP de cuatro canciones El Gatopardo, porque me parece un nuevo disco de nueve y medio, y eso porque me dan repelús los dieces: reconozco que, a estas alturas de su carrera, espero cada nueva entrega suya con el temor de la decepción, que siempre barrunto inevitable, pero los cuatro coruñeses van y se las arreglan para mantener su increíble nivel creativo, renovándose sin traicionar jamás su esencia.

¿Qué ha hecho ahora el mejor grupo del mundo? Pues un EP de inspiración política que abarca desde Isabel la Católica hasta Ciudadanos o algo así, con cuatro canciones variadas y mayúsculas de lírica ambiciosa y entrecruzada. Para mí, hay dos que se han incorporado de inmediato a sus clásicos: Les llevaré mi cruz, que es la que voy a colgar debajo porque le han hecho un vídeo muy chulo, y la que es mi favorita por el momento, la propia El Gatopardo, que me tiene cantando por la casa eso de «amaba tanto a la patriaaaa». ¡Hasta mis dos hijas lo cantan ya, pobres niñas! Porque Triángulo (mira, creo que esto no lo he escrito nunca) son maestros de lo que podríamos llamar microestribillo, un verso con un giro melódico particular que se perpetúa en la cabeza del oyente, condenado a cantarlo en bucle aunque no se sepa ni una palabra más de la letra. Les bastan tres sílabas, como en O Isa, para crear un hit.