>

Blogs

El mirador del indiano

Por votos o por botas

Militares botas

La imagen de Fernando Soto Rojas (un pobre hombre, que a duras penas es capaz de hilvanar dos frases seguidas) como nuevo presidente de la Asamblea Nacional de Venezuela (Congreso de Diputados) sosteniendo la espada de Bolivar, hecho este que ha sido y será repetido hasta el hartazgo por el “amo y señor” de un feudo cubano-chavista, es en sí misma el testimonio y demostración del grado de devaluación a que se ha llegado en la que alguna vez fue República de Venezuela.

Esa espada que tanto exhiben es otra alegoría degradada, cuya copia ha sido regalada cual baratija a lo más granado del club de déspotas y bufones del planeta.

En ese gobierno baboso, de pancarta, de pantalla de TV y descojonante palabrería todo es despliegue, ofensiva, marcha, incremento, avance, profundización, proceso, vanguardia, expansión, desarrollo, impulso, ataque, frente, guerra, fuerza, operativo, misión, victoria, batalla, actuación, maniobra, campaña, táctica, ejecución y sobre todo patria, repatria y requetepatria….

Pues bien, esa ficción de patria que machaconamente repiten y repiten, no es tal ni por asomo ¡no señor!, los venezolanos, por no tener, no tienen ni patria, ni país, ni nación. Venezuela es sencillamente un feudo cubano. Con el inaudito cinismo que lo caracteriza, Fidel Castro, en las reuniones del Partido Comunista de Cuba se refiere a Venezuela como la provincia número 15. Sencillamente patético.

Toda esa parafernalia de gobiernucho bananero, camorrero, patriotero, relamido, estrafalario y ridiculo a más no poder, es la foto fija de su autoproclamado comandante supremo, nuevo mesías de la igualdad y justicia universal, aventajado discípulo del autócrata criminal cubano paradigma de dictadores.

A nombre de un invento trasnochado de andar por casa, una caricatura de socialismo “ni fu, ni fa” para consumo de idiotas, ese mal imitador de su padre putativo Fidel Castro, obliga al pueblo decente de su país, a tragarse uno tras otro los sapos y culebras de la espantosa corrupción, del escandaloso asalto a los caudales públicos, de la trágica conversión de las ciudades en capitales del crimen, de la inflación más alta del planeta, de la demolición sistemática de libertades, políticas, económicas, sindicales, informativas etc. etc.

Así es todo en esa revolución de pacotilla. Diputados que se disfrazan de “pueblo” con sombrero de cogollo y camisa roja para ocupar sus mal habidos escaños.

Ministros (siempre los mismos que rotan en su tiovivo de una cartera a otra). Alcaldes y gobernadores (narco-generales mafiosos, compadres enchufados y familiares del mandamás). Directores, consejeros y todo tipo de “comisionados comisionistas”, fauna de sinvergüenzas que esquilman hasta su quiebra total las corporaciones y empresas del Estado.

Son los “bolichicos”, son la llamada “boliburguesía” chavista, son las excelsas figuras salvadoras de la patria. Son no otra “cosa” que petulantes ladrones, oportunistas y logreros, que han hecho del genocidio moral imperante el negoción de su vida. Son lumpen puro de ignorantes mantenidos revolucionarios falsificados, montados en una ruleta amañada ganan siempre en el “rojo”: robos, fiestas, lujos, copas, viajes… y vuelta otra vez.

En nombre de Bolívar se autocalifican redentores de la igualdad, pero viven en casas amuralladas rodeados por escoltas y se mueven en blindados 4×4 de lujo. La ostentación de riqueza de estos inmorales nuevos ricos insulta la miseria de millones de sus compatriotas a los cuales dicen redimir.

Nunca, ni bajo la Venezuela llamada saudita de Carlos Andrés Pérez, se habían visto exhibiciones tan descaradas de riquezas repentinas en la “clase política” como las de ahora.

Nunca antes en la historia del país se habían confabulado y por tanto tiempo, tal magnitud de calamidades provocadas por tal cantidad de mediocres, ladrones, e irresponsables gobernando. Con el agravante además de que son comunistas, socialistas o lo que sea que dicen ser y que ni siquiera disimulan lo que en realidad son.

Nunca gobierno alguno había permitido un asalto a los bienes públicos como el actual.

Nunca hubo tanta disponibilidad a la orden de los corruptos ni tanta impunidad.

Solo una pequeña parte de lo que se ha publicado en los distintos medios a los que hoy en día cualquiera tiene acceso, hace lucir como niños de teta a los adecos y copeyanos corruptos que pudo haber en el pasado.

Esta piara de impresentables (con el comandante de manada a la cabeza) son de costumbres muy aburguesadas. En sus viajes turísticos (siempre en primera clase) de neoriquismo bolivariano a ciudades como París por ejemplo, suelen “guindar sus chinchorros” en ranchitos como el Crillon o el Ritz, se surten de las “baratijas” que se venden en los “mercadillos” de la Place Vendôme, visten de Armani y se despachan las “arepas” y la “caña” que sirven en La Tour d´Argent, todo eso me consta.

Nadie puede llamarse a engaño, Venezuela se encuentra a merced de una (o varias) bandas de redomados delincuentes mafiosos. Esta “nomenklatura” de maleantes no soltarán así por así la teta de oro de la que están pegados. Son peligrosos porque están invadidos de un enfermizo temor a perder el poder y harán cualquier cosa para conservarlo.

Esa plaga de malandros (delincuentes) no se va ni desaparecerá por sí misma, esa peste hay que erradicarla por las buenas o por las malas, o lo que es lo mismo: por los votos o por las botas, así de claro. (*)

Cantaclaro

(*) Parecería una contradicción, pero de ninguna manera trato de justificar un golpe de estado ya que sería una derivación del régimen autocrático actual, sólo que visto lo visto en estos 14 años de trágica pesadilla donde un gobierno corrupto y tramposo que pretende quedarse en el poder indefinidamente, ha puesto en práctica todo un arsenal de chanchullos de bulto (desde desvergonzado ventajismo hasta el fraude masivo) anulando toda posibilidad de cambio mediante elecciones.

Si bien el camino electoral es el ideal, en las condiciones actuales resulta imposible aplicarlo como instrumento para salir definitivamente de esa montonera de incompetentes depredadores. Así que, ¿qué es lo que queda? ¿sacarlos a patadas y en pijama como al hondureño Zelaya y que vayan a montarle la llorona a Fidel?

Un pronunciamiento militar a los fines de restituir el orden democrático no es del agrado de muchos opositores pues temen que, consumada la acción, los soldados no regresen a sus cuarteles. Pero de hecho, el régimen chavista ya es una dictadura militar, donde oficiales de alto rango detentan importantes cargos directivos en prácticamente todos los organismos del Estado. Esos oficiales son esencialmente corruptos y han participado durante años en actividades de contrabando, delitos cambiarios, compras públicas con sobreprecios, narcotráfico, muertes extrajudiciales etc.. La oficialidad decente hace ya tiempo que se apartó de esos centros delictivos y se encuentra expectante.

Dice el refrán que puede ser peor el remedio que la enfermedad y estoy consciente de que no todo cambio es siempre para mejorar, pero también creo que una actuación militar con el fin de desalojar del gobierno esa desgraciada “democracia cubano-chavista”, probablemente no sería ni tan “ilegal” ni tan “inmoral” y desde luego ni peor.


Nota adicional

Para muchos, Venezuela es en la actualidad un país absolutamente desconocido. El venezolano de hoy se encuentra sumido en la desesperanza, sometido por la delincuencia y por un gobierno entregado a un poder comunista invasor que llegó a dominar la nación a través de fraudes masivos en los mecanismos que otorga la democracia y gracias a una clase política mayoritariamente ignorante y corrupta cuyo accionar ha hecho retroceder el país al nivel de la peor república bananera que uno sepa.

Desde su llegada al poder, el mismísimo Hugo Chávez manifestó públicamente que si alguien necesitaba alimentar a sus hijos tenia el derecho de robar. Este infausto comentario vino acompañado por un vertiginoso crecimiento de la delincuencia y violencia asociada al delito común.

El asesinato en Venezuela guarda una gran similitud con la práctica de caza del hombre de las cavernas. Ubican la presa y la cazan causándole la muerte en la mayoría de los casos. Por regla general estos crímenes no son ni investigados, el asesino considera entonces que su negocio tiene un riesgo mínimo con altísimas ganancias. Es así como un malviviente o un grupo de ellos se pueden hacer de vehículos, costosos equipos electrónicos y bienes en general que después convierten en dinero en el mercado negro o guardan incluso para su uso personal.

Otra modalidad delictiva muy al uso hoy es la llamada “vacuna”. Consiste en “recaudar” periódicamente determinadas cantidades de dinero de las potenciales víctimas, con el fin de evitarles futuros posibles “contratiempos”, es decir, antes atracaban al de la tienda y ahora  el de la tienda paga “voluntariamente” para no ser atracado.

En Venezuela la  industria del secuestro es la única en crecer y lo ha hecho de forma exponencial. Secuestran hasta en los barrios de chabolas, los montos que piden por los rescates dependen de la capacidad de pago percibida por los delincuentes, cuando se trata de una persona pudiente o de alguien de clase media, la tarifa es mucho más alta y se aceptan distintas formas de pago. Televisores de última generación, móviles, ordenadores personales y joyas son moneda de cambio corriente a la hora de rescatar a la infortunada víctima.

Hay cifras que hablan por sí mismas y son imposibles de ocultar: en Colombia, luego de 54 años de conflicto armado entre gobiernos y grupos terroristas equipados con armamento de última generación financiado por el narcotráfico, el secuestro, la extorsión etc, se contabilizan 220 mil muertos. En Venezuela, durante los últimos 16 años de “revolución de paz”, las estimaciones de ONG Human Rights Watch estudiosa del tema, tasa la cantidad de homicidios cometidos en 250 mil. Según publica el Observatorio Venezolano de la Violencia organismo que trabaja en la materia, en el “odiado imperio USA”, con más de 300 millones de habitantes, el promedio de homicidios por cada 100 mil habitantes es de 4.7 mientras que en Venezuela, en el año 2015 se alcanzó un promedio de 90 homicidios por cada 100 mil habitantes.

Algo tan rutinario como tomar el transporte para ir a trabajar o a estudiar se puede convertir en la ruta a la muerte. En menos de dos meses solo en Caracas la prensa ha reseñado siete casos de personas asesinadas en unidades de transporte público, además de los robos a mano armada que, según transportistas, varían entre tres y cinco diarios.

El tema de la delincuencia en Venezuela da para mucho y es de obligatorio cumplimiento el referirnos también a los hampones de cuello blanco, mejor dicho rojo. Esos que amasan grandes fortunas metiendo la pezuña de forma indiscriminada en el erario público, sin que los supuestos órganos de supervisión del estado (Contraloría, Poder Judicial y Congreso) se molesten siquiera en investigar. Si acaso hay algún tipo de acción puntual contra alguno de estos rojo-delincuentes, es porque traicionaron al llamado proceso y se pusieron a “cantar” (tráfico de drogas, blanqueo de capitales y derechos humanos) en los organismos de justicia norteamericanos procurando “salvar los muebles de la quema” en ulteriores procesos judiciales.

La inmensa mayoría de aquellos “héroes” que acompañaron al inefable comandante en la intentona golpista de 1992 más el cúmulo de familiares y cortesanos varios que se sumaron después, están literal e inexplicablemente forrados de dinero. Exhiben unos niveles de riqueza incompatibles con el ejercicio de un cargo ministerial o de gobernador o de diputado etc. Algunos tienen crías de caballos en el exterior, otros llegaron a ser dueños de bancos y otros más pasaron de ser vendedores de muebles de oficina y seguros, a multimillonarios magnates que no pueden ni de lejos justificar el origen de sus enormes fortunas.

El modo de operar de estos auténticos mafiosos, mayoritariamente consiste en operaciones de narcotráfico, falsas importaciones, comisiones e intermediación con groseros sobreprecios que muchas veces cuadruplican el costo real en la compra de materias primas, alimentos, medicinas, recambios y equipos varios para la industria petrolera.

Otra versión del hamponato rojo lo representan los creadores de las llamadas “empresas de maletín” establecidas de la noche a la mañana para esos fines en los llamados paraísos fiscales y cuyos accionistas son meros testaferros. En el entramado indescifrable de estas empresas fantasmas, es donde se cocinan las obscenas riquezas de los “ultra patriotas” nuevos redentores de la igualdad y la de sus aventajados cortesanos-compiches.

En ese caldo putrefacto, cohexisten también (todo hay que decirlo) viejos y nuevos “empresarios” que nada tienen que ver con el chavismo, pero que han sabido medrar a su sombra. Estos (en complicidad con los peces gordos y no tan gordos del gobierno) ponen sus empresas quebradas al servicio del escamoteo en el nefasto control de cambio que la incompetencia roja se empeña en mantener más como mecanismo de sometimiento de la población que como medida efectiva para evitar la fuga de divisas.

Los testimonios-confesiones de Jorge Giordani (14 años ministro de planificación y mano derecha de Chávez) confirmaron que solo el año 2012 no menos de US$ 30.000 millones fueron entregados por funcionarios corruptos del régimen a cómplices del sector privado. Edmée Betancourt, presidenta del Banco Central de Venezuela (BCV), reveló que ese mismo año más de US$ 30.000 millones fueron a parar a importaciones ficticias.

El tesoro venezolano esta siendo saqueado de una manera verdaderamente criminal. Como lo he dicho y escrito muchísimas veces, el llamado chavismo ingresó más del doble de dinero que todos los gobiernos sumados desde 1810. Esta montonera de depredadores que han acabado con la última oportunidad que ha tenido Venezuela de salir definitivamente del subdesarrollo usando el recurso petrolero, algún día tendrá que pagar por todo el daño acasionado.

En todo caso, lo que próxima e inexorablemente ha de venir, es lo que Winston Churchill prometió a la sociedad de su tiempo: sangre, sudor y lágrimas. El sudor y las lágrimas son a todas luces inevitables, pido y espero que la sangre no.

Amén


Temas

Sobre Venezuela en estos infaustos tiempos de supuesta revolución...

Sobre el autor


septiembre 2012
MTWTFSS
     12
3456789
10111213141516
17181920212223
24252627282930