>

Blogs

El mirador del indiano

O. E. A … soberanía y autodeterminación

En un artículo anterior en el que hacía referencia a la OEA , decía entre otras cosas, que solo había servido para volver autistas a sus secretarios generales.

A juzgar por algunos correos recibidos, esta desafortunada frase me ha hecho acreedor (puede que merecido) al repudio de quienes discrepan tanto de lo que digo en ese articulo, como de todo lo que escribo.

Entre los “halagos” recibidos podría mencionar apelativos tan edificantes como: asalariado del imperio, deformador de la verdad y mentiroso.

Pues bien, hoy ampliaré lo dicho en aquella nota, bien poco por cierto, y pondré algunas “cositas” más. Puede que por ello me condenen ya directamente a la hoguera, pero como buen temerario que uno es me arriesgaré:

Lo que sucedió hace unas semanas en la Organización de Estados Americanos OEA al debatir el caso de Honduras, pone nuevamente de manifiesto, lo difícil que es tomar en “serio” el contenido de sus resoluciones. Salvo como claro ha quedado, que el país objeto de sanción sea de escasa significación o “poco peso” en la región.

Desde siempre, las resoluciones acordadas en la OEA solo han servido para salvar “las formas” en lo obvio: la defensa de la democracia. Pero cuando estos acuerdos se intentan convertir en acciones concretas y efectivas, siempre han aflorado tanto los conflictos de intereses como los de ideología política, que inexorablemente transforman en papel mojado la resoluciones aprobadas.

Los estatutos de la OEA autorizan a la organización para actuar en forma conjunta, cuando algún país miembro se aleja del sistema democrático, sobre eso no hay dudas, mejor dicho, sí que las hay y muchas.

¿Cómo se define una violación al sistema democrático? ¿En qué momento y en virtud de qué acción, un país deja de ser democrático? ¿Cuáles son los parámetros no negociables del sistema, que dispararía el mecanismo del repudio y las sanciones colectivas?.

Bueno para unos, malo para otros

El caso más visible de un atentado al sistema de libertades es, por supuesto, el golpe de Estado.

En América Latina, por lo general de naturaleza militar, las fuerzas armadas se han levantado casi siempre contra algún gobierno legalmente constituido.

Esos alzamientos han sido muchas veces apoyados por sectores interesados de la sociedad civil. Deponen al Presidente, nombran un gobierno “provisional” y de allí en adelante pueden pasar cualquier cosa.

Desde convertir lo provisional en permanente, como el caso del Chile de Pinochet, hasta una vez consumado el golpe y sacado el Presidente, vestir de democracia el paso siguiente y nombrar Presidente al Vice-presidente, como sucedió en Ecuador.

El presidente venezolano, ha dicho una y mil veces (bueno, ha dicho tantas cosas), que las instituciones como la OEA no tienen porqué inmiscuirse en las decisiones que tome su país como nación soberana. Sobre lo que se dice y sobre lo que se hace en la República Bolivariana de Venezuela, la única opinión que cuenta es la del “pueblo que él representa”, así sin más.

En lógica deducción de lo anterior, las infumables sentencias de los tribunales, su denigrante sistema carcelario, los resultados amañados en materia electoral, su absoluto control sobre la totalidad de los Poderes del Estado etc.etc., son competencia interna y de nadie más.

Y digo, si el derecho a la libre determinación de los pueblos es así de absoluto, entonces nadie tendría por qué preocuparse por lo que ocurra en otro país, ¿no?. Por extensión, ese criterio se podría aplicar también a todas las dictaduras, ¿verdad?.

Antes de que alguien “desinteresado” me mal interprete y se meta a saco con lo que acabo de decir arriba, me apresuraré a aclarar que de ser eso así, estaríamos poco menos que abdicando de todo lo logrado por la humanidad en materia de coexistencia civilizada desde el principio de los tiempos. Sería como dar por bueno, apropiado y provechoso, no la época medieval sino la cavernaria.

Fachada de cartón

Mientras menos democrático sea un Gobierno, como por ejemplo el de Chávez, más le interesa exhibir ante la comunidad internacional (OEA incluida), una Constitución aprobada por la mayoría ciudadana, un Tribunal Supremo de Justicia independiente, una Asamblea Nacional plural, con participacíón de las minorías, un Consejo Nacional Electoral no viciado, libertad de expresión garantizada etc.etc.

Eso es así en la superficie, pero la realidad es otra.

La realidad demuestra, que no quiere que cuerpos “extraños” como ONG’s, Reporteros sin Fronteras, parlamentarios de la Comunidad Europea, y personalidades destacadas como Lech Walesa, Mario Vargas Llosa etc.etc. permanezcan hurgando demasiado tiempo en el país, porque se darían cuenta de que toda esa fachada es mera utilería de cartón, y desmontarían la ilusión de democracia que pretende mostrar al mundo el dictador venezolano.

Los observadores que permanezcan en Venezuela durante algún tiempo oirán al Presidente, de viva voz, acosar a dueños de medios de comunicación, a periodistas, al clero, a opositores… Lo verán, permanentemente por la TV nacional promover al Chávez candidato, al Chávez único poseedor de la verdad, sin que sus opositores puedan replicar ni tener la menor presencia, en un canal supuestamente plural y de “todos los venezolanos”.

Y mientras tanto ¿qué pasa en la OEA? ¿por qué no se ha dignado ni siquiera emitir una sola declaración condenatoria? ¿por qué su Secretario General Sr. José Miguel Insulza, se hace el desentendido? ¿será que esa organización “come todo lo que le echa” el Sr. Presidente de la República Bolivariana de Venezuela?

No es nada nuevo, ver al Presidente y a su ex-conductor de autobús caraqueño convertido en canciller, apelar una vez sí y otra también, al trapito ya bastante harapiento por lo usado, de la soberanía y el derecho a la autodeterminación, amén de un complejo de inferioridad que lo lleva a atacar a todo lo sospechoso de ser made in USA.

El resultado inevitable de todo esto es , que una institución como la OEA, en cuyo seno conviven países como Venezuela, Nicaragua, Ecuador y Bolivia cuya calidad democrática deja mucho que desear, y a quienes no conviene que les “miren muy de cerca” sus prácticas políticas, siga sin atreverse a condenar, o al menos hacerse de algún modo oír, sobre los abusos cometidos por el ex-presidente Zelaya y la chulesca intervención, por parte de quien todos sabemos, denunciados hasta la saciedad por el gobierno de Honduras.

Cuando la violación en un país, y me refiero a la Venezuela de Chávez y a la Honduras de Zelaya, donde la oposición denuncia lo que está sucediendo, como la acusación se asemeja demasiado a lo que acontece dentro del propio país que origina la demanda, se invoca ante la OEA (hasta la fecha con buenos resultados) la “soberanía” como comodín para dejar las cosas como están.

Que es precisamente como no deberían estar, y para lo que la OEA se fundó y permanece. Si la auténtica y efectiva defensa de la democracia no es la meta, la institución puede ahorrarse los vacíos discursos y los sesudos estudios sobre los derechos humanos que publica.

En Venezuela, Cuba, Ecuador, Bolivia y Nicaragua, el automóvil de la libertad y verdadera democracia solo tiene una marcha, la de retroceso. A ese automóvil se sube, lo afirmo, con sus complicidades la OEA.

Ya es hora de darle un descansito a la madre Soberanía y a su hija Autodeterminación, sobre todo, cuando en países como los mencionados, se invoca, para que no se enteren los de “fuera” de los desmanes que comenten los de “dentro”.

Cantaclaro


 

Temas

Sobre Venezuela en estos infaustos tiempos de supuesta revolución...

Sobre el autor


julio 2009
MTWTFSS
  12345
6789101112
13141516171819
20212223242526
2728293031